Pisto manchego, receta de cocina tradicional
Aprende cómo hacer pisto manchego paso a paso
- 45 min
- 250 Kcal
El pisto manchego, es un plato tradicional de la gastronomía española, que tiene su origen tal como su nombre lo indica en Castilla y La Mancha.
Es una receta casera de elaboración muy fácil. Básicamente son vegetales de la huerta que se preparan pochados en sartén con tomates hasta que queda un guiso muy jugoso.
Lo bueno del pisto es que se puede preparar con cualquier verdura que tengas disponible, siendo las más usadas los pimientos, cebolla, ajos, calabacín y berenjenas.
En muchas ocasiones se le agrega justo al momento de servir un huevo frito, llamándose entonces pisto con huevo.
El pisto manchego no está muy lejos de su primo, el pisto andaluz, ese que se prepara con verduras menos ligeras, como las patatas. Tampoco está nada lejos de la ratatouille francesa, o de la samfaina catalana, que lleva cebollas y berenjenas.
Cómo hacer pisto manchego tradicional
- 45 min
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250
Kcal
Ingredientes
- 1 calabacín mediano
- 300 gr de tomate rojo en puré
- 2 pimientos: uno verde y uno rojo.
- 1 cebolla blanca
- 2 dientes de ajo
- 1/2 copa de vino blanco seco
- Aceite de oliva
- Pimienta negra molida al gusto
- Sal al gusto
Elaboración paso a paso
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Vamos a comenzar por preparar los vegetales para su uso posterior. Pelaremos los dientes de ajo y los cortaremos en trocitos mínimos. Lavaremos la calabacita y la cortaremos en cubos. También lavaremos los pimientos, y les quitaremos la rama de la cabeza, las semillas y las partes blancas internas. Hay quienes prefieren pelarlos para que queden más suaves al momento de cocinarlos. Igual que con las otras verduras, los picaremos en cubos.
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En el caso de los tomates, como lo hemos indicado en la lista de ingredientes, deben estar en puré. Si todavía no los tenemos así, este es el momento perfecto para procesarlos, después de que estén bien lavados. Lo más fácil es hervirlos rápidamente y luego triturarlos. Hay quienes retiran la piel, aunque esto no es obligatorio. Igual sucede con las semillas: muchos prefieren colar el puré para retirarlas, aunque esto tampoco es obligatorio.
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Lo siguiente será calentar un sartén con un buen chorro de aceite de oliva, para sofreír los ajos. En realidad, también puede usarse otro aceite vegetal, pero el de oliva le da un sabor muy característico (y sabroso) al pisto. También aprovecharemos para comenzar a sofreír los trocitos de cebolla.
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Cuando la cebolla esté tomando un color ligeramente transparente, incorporaremos los pimientos y los dejaremos cocinarse algunos minutos.
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Cuando sintamos el pimentón bien suavizado, agregaremos el calabacín o calabacita.
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Y cómo vamos agregando los ingredientes en orden de suavidad, el siguiente turno será para el puré de tomate. También verteremos el vino en el sartén.
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Dejaremos que el plato se cocine 15 minutos. Pasado este tiempo, salpimentaremos la preparación, mezclaremos, la probaremos, y si hace falta, ajustaremos la sazón.
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Si quieres que el pisto quede menos caldoso, puedes dejarlo cocinarse un poco más de tiempo.
Consejos para un pisto manchego inolvidable
- Si al final de la cocción, sienten que los ingredientes nadan en aceite, siempre es posible escurrir el exceso. Esto es bastante común en la preparación del pisto, puesto que los jugos de los vegetales se “mezclan” con el aceite inicialmente usado para freír los vegetales.
- Aprovecha al máximo este pisto manchego, acompañándolo de un buen corte de carne, un par de huevos fritos o un pescado cocido. Claro, que siempre podemos recurrir al providencial pisto servido en bol y solamente acompañado de trozos de pan, como para limpiar hasta el último resto de salsa y de aceite del plato.
- Puedes aprovechar para hacer pisto en grandes cantidades y conservar varias porciones en recipientes en el congelador.
Más recetas que pueden gustarte
El pisto manchego es una prueba de lo deliciosas que pueden resultar las recetas que contienen únicamente verduras. Por eso, también les recomendamos otras preparaciones de este estilo, como este arroz con verduras para aprovechar lo que encontremos en el refrigerador, un quiche con verduras que sigue más o menos el mismo principio, un potaje de garbanzos con espinacas que nos muestra lo mejor del mundo vegetal, o esta crema de verduras, todas fáciles de hacer y muy saludables.