Receta de cabracho en salsa de vino blanco
Esta receta es un plato sofisticado, lleno de matices y perfecto para una ocasión especial
- 45 min
- 2 personas
- 415 Kcal
Cabracho en salsa de vino blanco, crea una textura cremosa y aromática ideal. Crédito: Shutterstock
Para sorprender el paladar de tus comensales, te traemos esta receta de cabracho en salsa de vino blanco, una receta que combina texturas suaves, jugosas y sabores muy sutiles y aromáticos que vas a disfrutar.
Conocido por su carne firme y su sabor delicado, el cabracho es una especie muy apreciada en la gastronomía española, especialmente en la cocina del norte, donde se le da protagonismo en guisos y preparaciones al horno.
Este plato es ideal para un almuerzo o una cena, acompañado de una buena guarnición y una copa de vino.
Cabracho en salsa de vino blanco fácil
- 45 min
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2
personas
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415
Kcal
Ingredientes
- 1 cabracho entero (aprox. 1 kg) limpio y sin escamas
- 300 ml de vino blanco seco (Albariño o Verdejo funcionan bien)
- 2 chalotas finamente picadas
- 2 dientes de ajo laminados
- 250 ml de fumet de pescado
- 100 ml de nata para cocinar
- 50 gr de mantequilla
- 1 cda de mostaza Dijon
- 1 cdita de ralladura de limón
- 1 ramita de tomillo fresco
- Sal y pimienta al gusto
- 2 cdas de aceite de oliva virgen extra
- 8 langostinos pelados y cortados en trozos (opcional, para intensificar el sabor marino)
- 1 cdita de fécula de maíz disuelta en agua fría (opcional, para espesar la salsa)
Elaboración paso a paso
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Precalienta el horno a 180°C.
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Salpimienta el cabracho y colócalo en una bandeja para hornear con un chorrito de aceite de oliva y la ralladura de limón.
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Hornea durante 20-25 minutos hasta que la carne se despegue con facilidad de la espina central.
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En una sartén grande, calienta el aceite de oliva y sofríe las chalotas y el ajo a fuego medio hasta que estén dorados.
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Incorpora el vino blanco y deja reducir a la mitad.
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Añade el fumet de pescado y la mostaza de Dijon, removiendo bien.
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Incorpora la mantequilla en trozos pequeños y la nata, mezclando suavemente para integrar la salsa.
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Agrega los langostinos picados (si se usan) y cocina 3 minutos más.
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Ajusta la consistencia con la fécula de maíz disuelta en agua, si se desea una salsa más espesa.
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Saca el cabracho del horno y retira con cuidado la carne, desechando las espinas y sirve con la salsa de vino blanco por encima y decorar con hojas de tomillo fresco.
Consejos a tener en cuenta en esta receta de cabracho
- Usa un fumet casero hecho con espinas de pescado, cebolla, zanahoria y laurel para un sabor más profundo.
- Si deseas un toque más cítrico, añade un poco de jugo de lima junto con la ralladura de limón.
- Derrite la mantequilla en una sartén hasta que adquiera un color dorado (mantequilla noisette) antes de agregarla a la salsa. Esto le dará un sabor más intenso y con notas a frutos secos.
- Para un extra de cremosidad, sustituye la nata por leche de coco para una versión con un toque exótico.
- Si quieres que el cabracho tenga aún más sabor y una textura más jugosa, marínalo 30 minutos antes de cocinarlo con una mezcla de aceite de oliva, ralladura de limón, sal y una pizca de ajo en polvo.
- Prueba con un vino blanco afrutado como un Gewürztraminer o un Chardonnay con crianza para darle más complejidad a la salsa.
- Sirve la salsa espumada usando un batidor de mano o un sifón de cocina para una textura más ligera y sofisticada.
- Agrega un chorrito de licor de anís o un poco de hinojo fresco picado puede realzar los sabores del pescado.
Acompañamientos ideales para servir con este cabracho en salsa de vino blanco
Prepara un risotto de mariscos para potenciar el sabor a mar, será espectacular. Si quieres otra opción diferente, haz unos espaguetis de calabacín y agrega un poco de salsa de almejas para potenciar el sabor del cabracho.
Las papas siempre son una gran opción, prepáralas al horno con hierbas o unas papas mayordomo, bien cremosas.
Finalmente, una ensalada de mandarina o una ensalada de judías con cítricos es ideal.
Más recetas con vino blanco
Siguiendo en las recetas de los pescados, prepara unos calamares al vino blanco o un mero en salsa de vino blanco, bien jugoso.
Otras opciones con diferente proteína son unos ricos muslos de pollo en salsa de ajo y vino blanco o unas costillas de cerdo estofadas con salsa de vino blanco y champiñones.
