Cuando la Cocina se Convierte en un Mundo de Aprendizaje
Patrocinado por WK Kellogg Co
- 4 personas
Gladys es una mamá latina muy moderna del sur de California. Con mucho estilo para vestir, decorar su casa, y también para educar a sus dos hijas, Mia y Lexi, de 13 y 8 años, junto a su marido Rey –con quien comparte la vida desde sus años universitarios– ha encontrado un buen equilibrio para atravesar los desafíos de la maternidad a cada edad.
Y ella ha encontrado en la cocina un espacio privilegiado para transmitir a sus pequeñas grandes valores que las ayudarán toda la vida, sea lo que sea que hagan. Practican la resiliencia y la paciencia, aprenden a actuar en equipo para lograr un objetivo, experimentan un momento de independencia que en el tiempo fomenta la confianza en sí mismas.
Cocinar juntas es una actividad diaria que las une, divierte y enseña. Cada vez que se sumergen en una nueva receta, las niñas crecen en habilidades culinarias y autoestima en la misma medida. «Les encanta hacer sopa de albóndigas y galletas. Las albóndigas son lo más fácil: ellas forman las bolitas de carne, mientras yo corto los vegetales. Me encanta ver su orgullo cuando terminan y disfrutan de lo que han creado”, cuenta Gladys.
La pasión por la cocina no fue fortuita. Es de los aspectos más importantes en su hogar especialmente porque tanto Mia como Lexi sufren de alergias alimentarias. «Ambas son alérgicas al huevo, a los frutos secos y al camarón. Aunque hay restaurantes seguros para nosotras, las opciones son limitadas. Así que cocinar en casa se volvió una necesidad, pero también un placer. Disfruto mucho este tiempo con ellas. El proyecto de cocinar en casa juntas fue evolucionando tan maravillosamente que ahora, por ejemplo, para el Día de Acción de Gracias cada una tiene su receta especial».
Las niñas participan de la preparación de las comidas desde que son muy pequeñas. «Comenzamos a cocinar juntas cuando Mia, mi hija mayor, tenía solo 4 años», comenta Gladys. Lexi, la más pequeña, que también incursionó en la cocina muy precozmente, ya se posiciona como futura referente del rubro. Ha encontrado una pasión por crear videos de cocina para la familia. «Graba videos como si los fuera a subir a YouTube, y se los manda a su abuelita o a su papá al trabajo. ¡Es nuestra pequeña influencer familiar!», dice Gladys entre risas. Los cereales en distintas variantes fueron uno de los primeros alimentos que se animaron a preparar por sí mismas sin ayuda.
Devenida en tradición familiar, Gladys cuenta que el ingenio culinario fue heredado de su propio padre. «Cuando era aun joven, mi papá se lastimó y no pudo seguir trabajando. Tuvo que quedarse en casa, criar a los hijos y encargarse de la cocina, algo poco común en nuestra cultura mexicana. Él improvisaba con lo que había en casa, y siempre lograba hacer platos deliciosos. Así fue como aprendí a usar la creatividad en la cocina, y esa pasión la transmití a mis hijas».
Frente a las restricciones alimentarias de sus hijas, Gladys también ha tenido que redescubrir formas creativas de preparar alimentos deliciosos y seguros. “Siempre he llevado cupcakes o galletas a las fiestas para que no se sientan excluidas. En nuestra familia, las fiestas son importantes, y quería asegurarme de que mis hijas pudieran disfrutar como todos los demás”.
Y justamente porque le gusta divulgar lo que ha ella le ha ayudado en temas de crianza y alimentación, Gladys también es la creadora de The Mother Overload, un blog donde comparte sus experiencias construyendo un hogar bilingüe y multicultural, ofreciendo consejos útiles para otras madres que quizás viven situaciones similares en Estados Unidos.
Cocinar también es para Gladys una forma de transmitir la herencia cultural latina que viene de antaño. «Es muy especial cuando hacemos recetas que vienen de sus abuelas y bisabuelas. A través de la cocina, mis hijas sienten que tienen un pedacito de ellas. Es una forma de seguir con la tradición».
Para ellas, la cocina es un lugar de amor, conexión y aprendizaje. Gladys y sus hijas son el testamento de que preparar la comida en familia puede ser una actividad hermosa desde que los niños son pequeños, y aunque requiere paciencia, es una experiencia llena de recompensas y valores que quedan para siempre.
Para que tú también hagas la prueba de cocinar con tus hijos, Gladys nos comparte una receta rápida y deliciosa de barras de Kellogg’s Frosted Flakes con cajeta y horchata.
Tus cereales siempre a mano, para disfrutarlos, ¡como te guste!
Barras de Kellogg’s Frosted Flakes con Cajeta y Horchata
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4
personas
Ingredientes
- 4 tazas Kellogg’s Frosted Flakes
- 3 cdas mantequilla
- 10 oz malvaviscos o bombones
- 1/2 taza horchata sin azúcar comprada o casera
- 1/4 cda canela opcional
- dulce de cajeta Para rociar / A elección
- 1 pizca sal
Elaboración paso a paso
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Engrasa un molde para hornear de 9×13 pulgadas con mantequilla o spray para cocinar.
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En una olla grande agrega la mantequilla…
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…los malvaviscos,
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…la horchata y la canela.
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Revuelve bien a fuego lento hasta que quede todo integrado y los malvaviscos derretidos.
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Retira la olla del fuego y agrega Kellogg’s Frosted Flakes.
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Mezcla con cuidado.
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El cereal debe quedar bien cubierto con la mezcla de malvaviscos.
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Vierte la mezcla en el molde preparado.
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Presiona de manera uniforme con una espátula o con las manos (puedes humedecerlas un poco con agua para evitar que se pegue)
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Después de que las barras se hayan enfriado durante 10-15 minutos, rocía cajeta tibia por encima para un toque dulce.
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Deja que las barras se enfríen completamente antes de cortarlas en cuadrados.
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¡Y listo!
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¡A disfrutar con tu familia!
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