Precalienta tu horno a 200°C (unos 400°F). Mientras el horno se calienta, toma los muslos de pollo y sécalos con papel de cocina. Esto ayudará a que la piel quede bien crujiente. Luego, coloca los muslos en una bandeja para hornear.
Ahora, agarra las ramitas de romero y los dientes de ajo. Pica finamente el romero y machaca los ajos. No hace falta que queden perfectos, solo lo suficientemente pequeños para que suelten todo su sabor. En un bol pequeño, mezcla el romero picado, el ajo machacado, el aceite de oliva, la sal, la pimienta y la paprika. Exprime los limones y añade el jugo a la mezcla. Mezcla bien hasta que tengas una especie de adobo.
Con esta mezcla, masajea bien los muslos de pollo. Asegúrate de que estén bien cubiertos, tanto por arriba como por abajo. Este es el momento de mostrarle amor al pollo. Una vez adobados, deja que reposen unos 10 minutos para que absorban bien los sabores.
Coloca la bandeja con los muslos en el horno precalentado. Hornea durante unos 40-45 minutos. A mitad de cocción, revisa el pollo y, si te apetece, puedes darles la vuelta para que se cocinen uniformemente. Sabes que están listos cuando la piel está dorada y crujiente, y la carne se separa fácilmente del hueso.