Primero, si estás usando garbanzos secos, necesitas remojarlos. Deberás dejarlos en agua la noche anterior. Esto ayuda a que se cocinen más rápido y no te quedes esperando horas. Si usas garbanzos de lata, te saltas este paso y te ahorras una noche de espera.
En una olla grande, pon a calentar un par de cucharadas de aceite de oliva. Cuando esté caliente, añade la carne de res cortada en cubos y limpia de grasa lo mejor posible. Dórala por todos lados hasta que tenga un color marrón bonito. Esto le dará ese saborcito extra que hace que la sopa sea especial. Una vez dorada, retírala de la olla y resérvala.
En la misma olla, añade un poco más de aceite si hace falta y sofríe la cebolla picada y el ajo hasta que estén blanditos y transparentes. Luego, agrega el pimiento rojo, las zanahorias y las papas, y déjalos cocinar unos 5 minutos mientras remueves para que no se peguen.
Añade los tomates picados o los de lata, también picados. Cocina por unos minutos más hasta que los tomates se deshagan un poco y todo se vuelva un poco más líquido.
Añade la carne dorada a la olla junto con los garbanzos (escurridos si los remojaste). Echa la hoja de laurel, el pimentón dulce, sal y pimienta al gusto. Ahora, cubre todo con agua o caldo de res. Aquí es donde la sopa empieza a cobrar vida.
Lleva todo a ebullición, y cuando veas que burbujea, baja el fuego a medio-bajo, tapa la olla y deja que se cocine a fuego lento durante 1 hora y media o hasta que la carne esté tierna y los garbanzos suaves. Si usas garbanzos de lata, añade estos últimos en la última media hora de cocción.
Una vez que todo esté bien cocido, apaga el fuego y deja reposar la sopa por unos minutos. Sirve caliente en tazones, y si te sientes gourmet, espolvorea un poco de perejil fresco por encima.