Enjuaga la cebada bajo agua fría y escúrrela bien. Reserva.
En una sartén grande o cacerola, calienta el aceite de oliva a fuego medio. Sofríe la cebolla durante 3-4 minutos hasta que esté transparente. Añade el ajo y cocina por 1 minuto más.
Incorpora la cebada a la sartén y revuelve durante 1-2 minutos para que se impregne de los sabores de la cebolla y el ajo.
Vierte el vino blanco seco en la sartén y cocina hasta que se evapore, aproximadamente 2-3 minutos.
Comienza a añadir el caldo de verduras, un cucharón a la vez, removiendo continuamente hasta que la cebada lo absorba. Repite el proceso hasta que la cebada esté cocida pero con una textura ligeramente al dente (aproximadamente 30-40 minutos). Es importante no añadir todo el caldo de golpe para obtener la textura cremosa característica del risotto.
Incorpora las espinacas frescas y cocina hasta que se marchiten, alrededor de 2-3 minutos.
Una vez la cebada esté cocida y cremosa, retira del fuego y añade el queso parmesano rallado y la mantequilla. Remueve bien hasta que se integren y ajusta la sazón con sal y pimienta al gusto.
Deja reposar el risotto durante 2-3 minutos antes de servir para que los sabores se integren por completo. Decora con nueces o almendras tostadas si lo deseas.